jueves, 18 de junio de 2015

Cuentos Para Niños: Los Tres Cerditos

Los Tres Cerditos



Junto a sus papás, tres cerditos habían crecido alegremente en una
cabaña del bosque. Y como ya eran mayores, sus papás decidieron que era
hora de que hicieran, cada uno, su propia casa.
Los tres cerditos se despidieron de sus papás, y fueron a ver cómo
era el mundo.
El primer cerdito, el perezoso de la familia, decidió hacer una casa
de paja. En un minuto la choza estaba hecha. Y entonces se echó a dormir.
El segundo cerdito, un glotón, prefirió hacer una cabaña de madera.
No tardó mucho en construirla. Y luego se echó a comer manzanas.
El tercer cerdito, muy trabajador, optó por construirse una casa
de ladrillos y cemento. Tardaría más en construirla pero se sentiría más
protegido. Después de un día de mucho trabajo, la casa quedó preciosa.
Pero ya se empezaba a oír los aullidos del lobo en el bosque.
No tardó mucho para que el lobo se acercara a las casas de los tres
cerditos. Hambriento, el lobo se dirigió a la primera casa y dijo:
- ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplaré y tu casa tiraré!.
Cómo el cerdito no la abrió, el lobo sopló con fuerza, y derrumbó la
casa de paja.
 El cerdito, temblando de miedo, salió corriendo y entró en la casa de
madera de su hermano.
El lobo le siguió. Y delante de la segunda casa, llamó a la puerta, y
dijo:
- ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplaré y tu casa tiraré!
Pero el segundo cerdito no la abrió y el lobo sopló y sopló, y la
cabaña se fue por los aires. Asustados, los dos cerditos corrieron y entraron
en la casa de ladrillos de su hermano.
Pero, cómo el lobo estaba decidido a comérselos, llamó a la puerta y
gritó:
- ¡Ábreme la puerta!¡Ábreme la puerta o soplaré y tu casa tiraré!
Y el cerdito trabajador le dijo:
- ¡Sopla lo que quieras, pero no la abriré!
Entonces el lobo sopló y sopló. Sopló con todas sus fuerzas, pero la
casa no se movió. La casa era muy fuerte y resistente. El lobo se quedó casi
sin aire.
Pero aunque el lobo estaba muy cansado, no desistía.
Trajo una escalera, subió al tejado de la casa y se deslizó por el
pasaje de la chimenea. Estaba empeñado en entrar en la casa y comer
a los tres cerditos como fuera. Pero lo que él no sabía es que los cerditos
pusieron al final de la chimenea, un caldero con agua hirviendo.
Y el lobo, al caerse por la chimenea acabó quemándose con el agua
caliente. Dio un enorme grito y salió corriendo para nunca más volver.
Y así, los cerditos pudieron vivir tranquilamente. Y tanto el perezoso
como el glotón aprendieron que sólo con el trabajo se consigue las cosas.


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